miércoles, 5 de febrero de 2014

SOBRE LA PAREJA Y LOS HIJOS


Supongamos que Juan Pablo y Norma Se acaban de casar.

Ellos han construido su hogar, establecido sus normas, Son felices.

Con el tiempo viene el primer hijo. Llamaron a uno de Los jóvenes y le pidieron que se sentara entre nosotros. ' Norma y Juan le dan la bienvenida a su hogar.
Viene entonces el Segundo hijo; pidieron a otro de los jóvenes que se sentara al lado de su  hermano, entre nosotros.
La familia va creciendo, Norma y Juan son muy buenos padres y
literalmente dedican su vida a ellos.
En la dinámica tuvimos tres o cuatro hijos más. En cada ocasión pidieron a alguno de los jóvenes o jovencitas que se sentaran en medio de nosotros.
El tiempo pasa, continuó la instructora, y llega el día en que los hijos hacen su propia vida.
Primero, Julio se Casa y forma su propio hogar, nuestro primer hijo, se levantó y ocupó su nuevo lugar y así sucesivamente.

Cuando todos terminaron de irse, la instructora hizo una pausa y dijo:  "Ahora miren la distancia que existe entre ellos".
Efectivamente, había entre nosotros una distancia de 6 ó 7 sillas vacías.

¿Qué pudo haber causado ese hueco enorme?

Juan y Norma han cometido un gran error, han permitido que sus hijos se interpongan entre ellos y ahora que están de nuevo solos, si acaso, tendrán que empezar a conocerse.
La instructora nos explicó el error de darlo todo por nuestros hijos...

Explicó que la base del fundamento del hogar no son los hijos, sino la pareja y que ésta debe permanecer unida contra viento y marea.

De hecho, el mejor regalo que se puede dar a los hijos es saber que sus padres se aman y que permanecen unidos y así ellos aprenderán a amar en función de cómo se aman sus padres.
Si los padres no salen juntos, no se siguen cortejando, no se hablan con tiernos acentos y no se comunican entre ellos de manera frecuente y especial, es escasa la probabilidad de tener hijos espiritual y emocionalmente estables y, cuando ellos partan de casa, nos encontraremos incomunicados.

No es egoísmo, por el contrario, es un seguro de vida para ellos y para nosotros mismos.

Primero la pareja.

Son los hijos los que deberán acomodarse. La vida familiar no tendrá que girar en torno a ellos, sino en torno de los padres.
Tengamos el valor de decir: "Primero mi pareja", o irnos preparando, muy posiblemente, para pasar una vejez solitaria, por no haber aprovechado la oportunidad que tuvimos para construir una vida en pareja.

Sigue estas sencillas reglas...

1. SOLTER0 O SOLTERA: PRIMERO TUS PAPÁS.

2. CASADO O CASADA: PRIMERO TU PAREJA, EN SEGUNDO LUGAR: TUS PADRES.

3. CASADO O CASADA CON HIJOS: PRIMERO TU PAREJA, EN SEGUNDO LUGAR: TUS   HIJOS, EN TERCER LUGAR: TUS PADRES.

El respeto es muy importante en una relación, si se pierde el respeto aunque haya amor se terminará la relación,  no olvidemos conquistar a nuestra pareja día a día.

Y, por supuesto, antes de acudir al encuentro del otro, deberíamos intentar el encuentro con nosotros mismos.





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