Una persona verdaderamente consciente es alguien que sabe que es la
causa y no el efecto en la vida. En términos prácticos, esto significa que
nadie puede hacernos nada, puesto que nosotros creamos nuestra realidad a
través de nuestras creencias, pensamientos, palabras y acciones, ya sean de
esta vida o de una previa. Aunque nos esforcemos para ser seres humanos
espirituales y conscientes que comparten, nuestra incapacidad para perdonar a
los demás, o a nosotros mismos, va en contra de las leyes del universo.
Cuando nos aferramos al enojo, el resentimiento, el reproche y la
culpabilidad, estamos ignorando una lección importante: la esencia del perdón
radica en entender que en realidad no hay nada que perdonar. Nadie nos ha
lastimado ni puede lastimarnos nunca. Todo lo negativo que hay en
nuestra vida es un efecto de una semilla negativa que plantamos. La
única forma de eliminar las semillas antes de que se enraícen es mirarlas, dejar ir y
confiar en la Luz, ¿te acuerdas de la Luz?
Esto no significa que debamos tumbarnos y permitir que nos pisoteen, que
nos utilicen y que nos desechen. Al contrario, cuando traemos Luz a nuestras
acciones, nos volvemos muy eficientes. Pero debemos soltar el pasado. Dejar
atrás las quejas. Cuando estamos estancados en lo que nos sucedió, nos volvemos
resentidos, infelices y pesimistas.
Piensa en las personas felices y sanas que
conoces: lo más probable es que sean aquellas que están enamoradas de la vida,
porque saben como liberarse del pasado, seguir avanzando y vivir en el momento.
Suelta cualquier sentimiento negativo y todos los resentimientos fuertes
que albergas contra otras personas, ya que están bloqueando las grandes
bendiciones que están intentando llegar hasta ti.
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