domingo, 4 de mayo de 2014

REFLEXIÓN SOBRE EL CAMINO


Muchas gracias por vuestro interés, por vuestra confianza y por vuestra compañía en este camino del perdón que tantas veces me hace caer, porque cuando siento que ya no tengo fuerzas para levantarme es mi responsabilidad y mi compromiso con vosotros lo que vuelve a darme fuerzas para confiar en la Verdad, para demostrar a este mundo de miedos y a mí misma que el amor y la paz no sólo son posibles, sino que son lo único que existe, y que lo único que merece la pena que haga en este mundo es conquistar esta mirada para todos,

recordad que cada vez que caemos no hemos fracasado, tan sólo nos estamos topando con un nuevo límite de nuestro falso yo, y que, con ayuda del perdón, podemos agarrar ese límite concreto y disolverlo, y así paso a paso, con humildad, paciencia y fe, poner finalmente al descubierto nuestro yo real e ilimitado, ese lugar donde no esperamos nada, no exigimos, no tememos, no hay ansiedad, ni culpa, ni pérdida, ni dolor. 

Es inevitable toparse con los propios límites en este mundo, no lo temáis, tan sólo volved a levantaros y sentid gratitud por ello. Es esto radica el verdadero valor y la verdadera fortaleza. Quien no se cae, tan sólo se engaña, tan sólo está desconectado de su sentir, porque el sentir da miedo. Es por eso que el "Yo Siento" es el primer paso del perdón, aunque de miedo, porque lo que no se siente no se puede transformar. Podemos ser valientes. Podemos madurar. Podemos volver a elegir. Tenemos a Dios de nuestro lado, nada menos.

Gracias por darme la oportunidad de aprender lo que trato de expresar.
Gracias también a quien pareciendo herirnos nos da la oportunidad de conocer nuestros límites y superarlos. Cada límite aparece en el preciso momento en que estamos preparados para superarlo, así que ¡ánimo! no estamos solos, tenemos la capacidad, tan sólo necesitamos una pequeña dosis de buena voluntad para comenzar a re-conectarnos con nuestro ser ilimitado.

Tras la Semana Santa, donde los rituales parecen reflejar tan sólo el dolor de la crucifixión y la culpa por nuestros pecados (esos latigazos...!) os dejo con esta frase del curso de milagros que nos recuerda que el verdadero significado de la muerte de Jesús fue demostrarnos que la muerte no existe y que sólo hay un juicio, que el hijo de Dios es inocente.


"No enseñes que morí en vano. 
Enseña más bien que no morí, 
demostrando que vivo en ti."